Sigo caminando mi camino. No importa lo que pase, lo que venga o lo que se vaya. No me apego a mi identidad. Para qué?, si está hecha de un eterno dinamismo constante que terminará por disiparse cuando ya no haya contenedor. Me limito a poner un pie delante del otro de forma repetida, a intentar arrugar mi cara las máximas veces posibles porque algo me ha hecho reír, a echar una mano, si puedo, y a dar las gracias a las personas que me acompañaron durante unas horas, semanas, meses o años.
La muerte hace eso. Te da una perspectiva alternativa. Arranca, despega, separa a la fuerza el cuerpo de la persona(lidad). Te quita los ojos, los mantiene enfrente de ti y te pregunta:
– Eres eso? Porque si eres eso, la posibilidad de que desaparezcas ahora mismo es muy posible.
Y entonces, todas tus creencias, tus valores, tus recuerdos y todo en lo que pensabas que eras, fuiste o viviste, empieza a aislarse de tal manera que se siente extrañamente ajeno.
Nada ha cambiado, pero yo he cambiado y todo ha cambiado.
Memento Mori.
LA VIDA NO ES UN VIAJE
La existencia en el universo es básicamente lúdica. No tiene necesidad alguna. No va a ninguna parte. No tiene ningún destino. Se entiende mejor con una analogía de la música. La música, como forma...
0 comentarios