Nací a mitad de mes y mitad de año, específicamente el martes 15 de junio de 1987, a las 18 horas, en Fraga, Huesca.
Pasé raspando todos los cursos del instituto, excepto uno, que decidí repetirlo para coger fuerzas y seguir raspando hasta terminar.
Después, sin tener claro mi rumbo, comencé a trabajar en una tienda de informática, pero el mundo laboral me pareció demasiado esclavo y decidí estudiar un ciclo de Formación Profesional en la misma materia en Lleida.

Al llegar al nuevo instituto con dieciocho años, me dijeron que con mi baja calificación promedio de 5 no podía acceder, así que apliqué lo que había aprendido trabajando y sustituí el 5 por un 8 para obtener una de las mejores notas de acceso.
En el segundo curso, sin ningún interés en lo que se impartía en clase, decidí dejarlo todo por una oportunidad laboral más interesante.

Después de dos años más, ya con veintiuno de edad y un estilo de vida aburrido, decidí dejarlo todo y mudarme a Zaragoza con lo puesto. Mientras trabajaba en hostelería e informática durante la crisis de 2008, entregué mi vida a lo que se convertiría en mi nueva religión, el karate, donde logré varios podios nacionales y participaciones europeas. Más tarde, obtendría el cinturón negro y fundaría mi propio club.

Con veintiséis años me di cuenta de que seguía insatisfecho con mi vida, de modo que gracias a la fortaleza y la habilidad de romper maderas que me habían dado las artes marciales, decidí conseguir más calidad de vida y rompí la nota de unas oposiciones en menos de un año.

Durante los siguientes cuatro años me dediqué a disfrutar y a viajar. Gracias a eso aprendí inglés y de paso aprendí también a tocar la guitarra. Finalmente me mudé a Madrid, ciudad que amo y en la que actualmente vivo.

Con treinta y un años, volvió la inquietud, y tras un periodo de crisis en el que pasé un par de veces por quirófano, me di cuenta de la verdad: nada es para siempre. Esto me llevó a una profunda introspección en la que descubrí la filosofía y el autoconocimiento. El resultado: la publicación de dos libros, la formación de una banda de rock y la fundación de una empresa. Desde entonces no me privo de nada que dicte el corazón, con la esperanza de que me lleve a poner fin a la búsqueda de mi propósito, si es que existe.

Y la escritura, ¿de dónde viene? Necesidad de expresión.
Tan simple como eso.