Este es un libro que nació en la pandemia, como tantas otras cosas que nacieron y otras que murieron.
Sin duda el virus afectó de forma diferente a cada persona, pero no solo físicamente, sino transversalmente. En mi caso no pudo haber sido mejor.
Tras el periodo de hiper socialización online, llegó un hartazgo que no me terminaba de saciar y empecé a buscar en otros lugares. Eso dio lugar a tener conversaciones a través de las páginas escritas por otros y conversaciones a través de páginas escritas por uno mismo.
Ya no necesitaba el teléfono. Se cortaron las conexiones. Pasaba días sin hablar con nadie, pues de nadie necesitaba. Hasta que un día me di cuenta que tenía escritas 240 páginas.
¿Y ahora qué hago con esto? (Publícalo) No soy escritor. (Si opositas, eres opositor. Si peleas, eres peleador. Si escribes, eres escritor. De todas formas, ¿Cuándo te han importado a ti las etiquetas? ¿Cuánto te va a importar todo esto cuando estés en el lecho de muerte?)
Y así, fruto del miedo a la crítica y de una excelencia que nunca llega, nació el pseudónimo de Manuel Márquez. A día de hoy, y gracias a mi segundo libro, me he dado cuenta de que no importa si el protagonista se llama Manuel, James o Cristian, que ponga el nombre que le ponga a la máscara, todos forman parte de mí.
Y yo, yo no sé quién soy, ni lo pretendiera.
0 comentarios